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Reencuentro — Alei & Vas

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Mensaje por Alei S. Daghouti Sáb Mar 03, 2018 6:29 am


Alei —
Habían pasado ya un par de semanas desde su retorno al mundo humano y en ese tiempo se habían estado poniendo al día con Abel. No le había explicado nada significativo de lo ocurrido, más que nada porque prefería esperar a que estuviera también Vas, para no tener que repetir toda la historia en varias ocasiones. Tardaron varios días en lograr contactar con Anke y su padre, pero finalmente lo lograron. Quedaron que se encontrarían el próximo mes, pues tenían algunos asuntos entre manos; al parecer la furia de Dagma les estaba trayendo bastantes problemas.

Aquel día se levantó como cualquier otro, observando como las heridas más recientes en su cuerpo por fin empezaban a sanar. Estaba de pie en la cocina, con una taza de café entre en una mano y otra en la cintura, con el cabello completamente alborotado; durante esos últimos meses le había recido bastante, a decir verdad, tanto así que le llegaba hasta los hombros. Todo estaba siendo normal, todo hasta que... sintió algo: un aroma que conocía muy bien.

Soltó la taza sin siquiera dejarla en la mesa, cayéndose al suelo y rompiéndose en varios pedazos. Corrió hasta llegar a la puerta y antes siquiera de darle tiempo de tocar el timbre, la abrió de par a par. Se veía exaltado, con los ojos abiertos e incrédulo- Vas... -Y sin decir nada, ni darle la oportunidad de hacer lo mismo, lo sostuvo entre sus brazos- Te he echado tanto de menos...


Vas —
Desde el retorno de Alei el apetito sexual del incubo había incrementado notoriamente, además estaba de mejor humor. Incluso León estaba más contento. La noche anterior Abel se había ido con un par de hombres a "simpatizar", y todavía no había vuelto.
___

Vas: Estaba más flaco y las ojeras decían lo poco que había estado durmiendo. Lo primero que hizo al llegar al mundo humano fue comprar dos cajetillas de cigarros, y para cuando estaba frente a la puerta ya se había terminado una. Tenía miedo, miedo de no saber qué había sido de su novio por un año. —... ¿Al.. —Pero fue tomado. Se quedó callado, con el cigarrillo entre los labios, mirando directamente al mayor. O estaba en shok o sufría un ataque silencioso de ansiedad. De pronto simplemente le estrujó y se echó a llorar.


Alei —
Lo aferró a sí mismo con fuerzas, con todas las fuerzas que se pudo permitir, siendo consciente de que si se pasaba podría simplemente romperlo. Se veía tan... demacrado. Tan cansado, tan delgado... Ah, solo de imaginarse cómo debió pasar ese último año el corazón se le encogía- Lo lamento. -Esa era, muy probablemente, la primera vez que se disculpaba por algo y curiosamente, era algo que ni siquiera había sido culpa suya- Lo lamento tanto, Vas... -Lo consoló, acariciando sus  hebras castañas, dejando que se escurrieran entre sus dedos; ah, lo había echado tanto de menos. No podía ni imaginárselo- Tenía tantas ganas de verte y aún asi, me ha sido imposible... -Susurró, separándose de él para tirar el cigarro del ajeno a un lado para simplemente besar sus labios, amoroso- Demonios, te ves horrible... -Ah, en serio, aquello lo estaba matando.


Vas —
Habían sido demasiadas cosas. Su hermano enfermo por casi un año, cada noche temiendo despertar y no poder verlo más, y por otro lado, el hombre a quien más amaba, completamente desaparecido. Pensar en que cualquiera de los dos, su hermano y Alei, o incluso los dos podrían llegar a morir. Su corazón no podía con tanto, Vas no era tan fuerte. Atrapaba tan fuerte la camisa ajena, que las uñas perforaron hasta rasguñar la piel. Las lágrimas brillantes del muchacho dejaban la camisa ajena tintineando entre manchas doradas. —Creí que no volvería a verte... —La angustia de un año se escapó en la primera frase que le dedicó entonces, y las rodillas, que no podían más, simplemente cedieron y dejó que el abrazo de su novio fuese lo que le sostuviese. Intentó corresponder, aunque estaba muy torpe, y la boca le temblaba. —Tú te ves hermoso... —No importaba como se viese, o qué tan herido pudiese estar, para Vas era el ser más bello de este mundo.


Alei —
Frunció los labios, mientras sentía como su pecho se encogía- No me refería a... -No quería decir que no estuviera hermoso, porque para Alei, Vas era simplemente bello, pero... Verlo en tan mal estado, tan débil, tan delgado... eso le partía el alma, aún más sabiendo que él, contrariamente  a su primo o incluso su propia persona, era un ser delicado- ¿Por qué no se te puede dejar solo...? Mírate, estás tan... mal... Se supone que eres un médico, deberías cuidar de ti mismo, Vas... -Se le notaba dolido, pero no era que estuviera enojado, solamente... muy preocupado y sintiéndose, en el fondo, culpable por lo ocurrido- Llegué hace un par de semanas, pero no tenía cómo contactarte...


Vas —
—Lo sé. —Susurró, intentando aliviarlo. La voz temblaba, al igual que el resto de su cuerpo, y se sentía más del lado de la inconsciencia que del lado consciente, como si estuviese a punto de quedar dormido, sin llegar a hacerlo. De cualquier modo, sonrió ante los comentarios, a pesar de que era un tema muy serio. Simplemente ignoró todo lo que dijo, asintiendo. Solamente quería pasar tiempo con él, deseando hacerlo ahora. —No hablemos de nada... —Susurró. —Mírame. —Con algo de esfuerzo alzó los brazos y los llevó a las mejillas, acariciando con la suavidad que sólo él podía tener. Todo lo contrario, de hecho, a las manos de Abel. Las yemas frías del elemental eran como un sello personal. —Tengo frío. —Y cómo no. —


Alei —
Sonrió sin remedio cuando dejó caer aquel comentario, tan típico en él y como le había pedido anteriormente, simplemente lo miró durante un largo rato. Finalmente, antes de decir nada más lo cargó cual princesa y lo llevó hasta la sala, lugar en el que prendió el hogar, no sin antes dejar al castaño sentado en un sillón. Le trajo varias mantas gruesas, incluida una que era peluda y suave, envolviéndolo entre estas y luego, rápidamente, le trajo una taza del café que había hecho recién, sin recoger aún la que estaba rota en el suelo(?)- Ten. -Se la dio, sentándose a su lado y abrazándolo. Ahora la temperatura de la casa estaba bastante caliente, lo suficiente como para hacerlo sentir incómodo, de hecho. Pero mientras el ajeno estuviera mejor, él también lo estaría- ¿Cómo está tu hermano? Abel me dijo que uno de tus hermanos había enfermado...


Vas —
Su comentario fue bien comprendido. Se dejó llevar, riendo levemente y aferrándose como podía. Sin más, de pronto se encontraba sentado, con el fuego encendido, con unos cuantos kilos de colchas y con el hombre que amaba a su lado. —Gracias. —Tomó la casa, suspirando al sentir el calor acariciar sus dedos. —… Te ves bien con el cabello así. —Sonrió, aunque no se acostumbraba del todo a verle de ese modo. Se pegó un poco más a él, deseando sentir más el calor ajeno que cualquier otro en aquel momento. —Ahora está bien, aunque un año entero estuvo vacilando en un estado... terrible. —Suspiró. —No dejaba de estar angustiado en ningún momento del día. Fue un año muy horrible.  


Alei —
Lo escuchó con cuidado, mientras lo aferraba a sí, ansioso, temeroso incluso. No quería ni pensar en que pudieran separarse de nuevo- Ya veo... Me alegro que ahora esté bien, como mínimo... -Dijo, mientras le besaba la sien con cariño- Y siento no haber estado ahí para apoyarte. -Estaba siendo totalmente sincero, era, quizás, una de las cosas que más lamentaría durante el resto de su vida- El mío tampoco ha sido un año demasiado agradable, a decir verdad. -Comentó, mientras recordaba ligeramente algunos de los acontecimientos vividos- Te echaba tanto de menos y... sabía que debías estar muerto de preocupación... Igual Abel... Creí que habría estado intentando crear un ejercito para ir a buscarme.


Vas —
—No te disculpes más... tú no has hecho nada. —Aseguró buscando darle fuerzas, así que posó su palma izquierda sobre la mano más cercana de su amado. —Sí, Abel estaba... nunca le había visto así. Él estaba seguro que no te habías ido por nada, tenía bastante mal humor los días que estuvimos solos. —De hecho había sido un poco agresivo, pero no lo culpaba. —No hablemos más de esto, no hoy. Enserio quiero saber qué pasó, pero no me siento con las fuerzas. —Quería un día normal, y después de eso podría hablarlo todo.  


Alei S. Daghouti
Alei S. Daghouti

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Fecha de inscripción : 29/05/2017

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